Historia de la mascota del IPN



Es tradición que en todas las instituciones de educación superior y particularmente los equipos deportivos, elijan una mascota, la del IPN es un burro blanco. La razón es muy particular; se conocen por tradición oral diferentes versiones que al paso del tiempo se funden entre la realidad y el mito.

Una de las más conocidas cuenta que a dos años de su nacimiento, en 1938, las instalaciones del IPN resultaban ya insuficientes para dar cabida a las escuelas asentadas en el Casco de Santo Tomás, por lo que algunos estudiantes, motivados por dicha situación, decidieron "expropiar" el terreno aledaño, que comprendía la totalidad del parque "Plutarco Elías Calles".

Con estacas y alambre de púas procedieron a delimitarlo y aunque el ingeniero Juan de Dios Bátiz, uno de los fundadores del Instituto, reprochó tal actitud, posteriormente la apoyó y declaró: "Todo lo que está dentro de lo limitado, es nuestro".

Enmedio de la algarabía, un hombre se acercó a señalarles que dentro de los terrenos había quedado una burra blanca de su propiedad.

Al escucharlo, el ingeniero Bátiz le pagó de su propio bolsillo 20 pesos en oro por el animal, que a partir de entonces se convirtió en la mascota oficial y símbolo del Politécnico.

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